viernes, 24 de octubre de 2008

Encuentro

J.J. Palomares

A mi gran amiga Adela Cickovic

Viajeros

Aunque no haya salido de mi pueblo
conozco tantos lugares hermosos,
conozco tantas personas interesantes,
bondadosas, generosas, alegres
y otras que no tanto…
personas que tú muy bien conoces,
de lugares, culturas e idiomas muy distantes,
a quienes yo ahora muy bien conozco,
sin haber salido siquiera de mí casa.
Mas, yo también te he hablado de los míos:
personas bondadosas, generosas, alegres
y otras que no tanto,
a quienes ahora tú bien conoces,
sin necesidad siquiera de haber salido.

Incomprensible

No entiendo lo que dices
ni lo que escribes;
pero sé lo que sientes.
Mueves los labios y,
nada entiendo.
Yo también muevo los míos,
articulando quién sabe qué palabras;
sin embargo nos entendemos,
no por lo que dices,
ni por lo que digo,
sino por lo que somos
y por lo que hemos vivido.

El Mar

Nunca he visto el mar;
pero a través de ti,
de tus relatos,
vivo muy cerca de él.
¡Amo la playa!
Me siento en el muelle
y disfruto de la brisa
mientras pienso…
Debo ser cuidadoso con esa cosa negra
que segrega cada pulpo que pesco.
Sí, ¡me encanta pescar!
Y amo la playa,
y amo el mar,
EL MAR.

Inalcanzable

Cierras los ojos y lo ves todo.
Claro, a mí no me ves
porque no estaba allí,
o sí, pero era otro.
Todo como solía ser,
pero ahora es inmaterial,
ahora son recuerdos de una realidad
que ya vivimos,
pero que es sólo nuestra,
pasada e inalcanzable.

Sonrientes

Parecen tiempos inmemoriales,
muy lejanos y brumosos.
No obstante, se reflejan en tu rostro,
se confunden en tu voz,
en lo que dices,
en lo que piensas.
Y aunque ahora estés llorando
sé que sonreíste;
y yo por debajo de mi rostro
estoy sonriendo,
porqué sé que yo también lo hice.

Deliciosa y humeante

No importa que esté lloviendo,
ni que el viento golpee duro la ventana.
No importan mis manos heladas,
ni el frío mordiendo los morados labios.
Lo único que importa ahora
es mi taza favorita,
entre mis manos favoritas
que traen mi bebida favorita
deliciosa y humeante.

Un mismo juego

Cómo olvidar nuestros juegos,
el tuyo de niña en otro país,
el mío de niño en otro continente;
pero que al fin y al cabo son el mismo juego.
Tú jugabas conmigo,
yo jugaba contigo,
y los dos éramos distintos:
con otros nombres,
con otros padres,
pero éramos tú y yo jugando el mismo juego;
tú y yo
niños.

Encuentro

Hay muchos senderos en este mundo,
y en este sendero hay muchos mundos;
pero en nuestro mundo hay un solo sendero,
y hay un solo mundo en nuestro sendero.

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