sábado, 15 de noviembre de 2008

Incomprensible e incómodo

J.J. Palomares

A la memoria de una gran mujer: Yaneth Guillén


Un terrible vacío en el estomago, diez mil kilos de dinamita que hace solo segundos han estallado en la cabeza, un cansancio, el fango que ahoga la garganta, miles de almas enganchadas en la piel halando hacia la tumba del adiós imperioso de este mundo. No queda más que cerrar los ojos, apretar duro, muy duro las mandíbulas y las manos para mantenerse asidos a la cordura. Los ojos se inundan eso es inevitable, y la tristeza que empalaga el ambiente nos invade el corazón. Caras enjutas, ojos que miran al suelo escrutando quien sabe qué clase de animales diminutos o sus acciones, bocas que articulan quien sabe qué clase de palabras, realmente eso no tiene importancia en este momento. Ahora mismo nadie sabe qué hacer, qué decir, ni qué pensar, no hay nada excepto la conmoción general ante el horror y el pánico que escupe la muerte.

La inocencia no tiene límites, no les permite sentir el dolor del adiós, juegan y sonríen, lloran piden tetero y no hay remedio, ellos no lo saben y es mejor así. Se ha ido al cielo, suficientemente cándido y explícito para las almas que aún no empiezan a sentir el peso de la existencia y que no se han dado cuenta que el sendero de la vida en realidad se recorre a la inversa. Todos lo sabemos y debemos dejar que ellos lo descubran por sí mismos y lo sufran también en carne propia como a nosotros en esta hora aciaga nos ha tocado.

Hace un calor infernal, el aire está tan denso que cuesta respirar, el sudor que corre por la espalda es espeso y pegajoso, el café no huele como de costumbre, duelen los ojos, el sol está muy brillante pues ha llovido torrencialmente pero la nube negra aun está sobre la casa. El sancocho no huele a sancocho ni hay hambre para comerlo. Todo está vacío, no hay nada que pueda aliviar el hambre de serenidad, ni el sueño de claridad, ni la sed frescura. Todo es incomprensible e incómodo.

Gritos, llanto e hiel brota como una plaga desde la habitación de los padres. Se ablandan los huesos, se aflojan los dientes, se descompone la voz y apenas se puede tragar esa saliva viscosa y amarga. Por momentos se acerca el silencio y apenas saluda, la brisa fétida de la nada apenas desazona el cabello de las niñas que juegan a las escondidas. Los gritos vuelven y se van y desgarran y destruyen. El destino ha permanecido toda la tarde sentado en una esquina a la cabeza del féretro, fuma, aspira nuestro aire y exhala su humo mientras sonríe irónicamente.

Nos hemos sentido muy mal esta tarde lúgubre, ya no soportamos más, nos duele la espalda y la cabeza, lo mejor será que nos despidamos y nos vallamos cada uno a casa a descansar y tratar de encontrar la dosis de sosiego que necesitamos. De uno por uno vamos desapareciendo quienes hemos venido a apoyar a los que tienen como inquilino al dolor. Hemos venido a traer tranquilidad y la hemos perdido también nosotros, aunque el dolor se queda instalado como un parasito en aquella casita indefensa y devastada.

Ya ha caído la noche y estamos consternados porque tenemos la certeza de que para alguien más no habrá otro amanecer ni helado ni caluroso. La noche será muy larga en la casa donde habrá un plato menos, duele saberlo, duele recordarlo y duele decirlo, duele mucho. El tiempo no es alimento, el tiempo es cambio, así que tal vez la descostumbre alivie pero no llena los huecos del corazón.

15-11-08

4 comentarios:

Unknown dijo...

Hola, Jhonny no se de dond conocistes a la Theacher (asi le decia yo de cariño) pero gracias por esas palabras tan bonita q publicastes, yo se q su perdida fue muy repentina y nada agradable, pero es bueno saber q ahi personas q la quieren, aprecia y recuerda con amor.

Yo soy prima d ella y al igual q todos no acepto lo q sucedio, pero tengo la tranquilidad d pensar q ella esta bien dond quiera q se encuentre, d nuevo gracias por esas palabras.

Gracias....

Javier dijo...

¡Hola Paola!
Gracias por tu comentario.

Conocí a Yaneth cuando era estudiante de Idiomas Modernos, un amigo y yo fuimos los casos de estudio de su tesis de maestría. Despues que me gradué, fuimos colegas en fundaidiomas, yo trabaje unos meses allí. Siempre estuvimos en contacto e hicimos una muy pero muy hermosa amistad. Sin duda una gran profesional y una humildisima persona.

De alli salen las palabras que escribí producto de su lamentable desaparición.

Saludos Paola, y ten la plena seguridad de que Yaneth seguirá viviendo en nuestros corazones y mentes por siempre.

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

hola, q bueno!!!
Me respondistes,
ya confirme con tus palabras quien eres, dias despues de que te escribi, pude recordar o suponer quien podrias ser, yo estuve ayudando a la profe con su tesis,(no se si les dijo que tenia una super prima, que la ayudaba ja) en transcribir las entrevistas q ella les hacia a ustedes.

Ella sugirio q le colocaramos apodos a los alumnos para guardar sus identidades, y tu en particular Jhonny Javier, eras J.J seguro lo sabes. Y Emanuel era el otro no recuerdo bien...

Es bonito saber aunq no te conosco personalmente que hay personas que la quieren mucho y siempre la van a recordar, de parte de toda su familia gracias de nuevo..

GRACIAS