Hay un amor que no tiene pasión,
que no le gusta el fuego
que enciende las carnes,
que desprecia los sabores
y los olores.
Hay un amor que no tiene deseo,
que no degusta los contactos,
los roces
ni los choques;
un amor que rechaza las miradas,
los besos
y los juegos.
Hay un amor que no tiene sueños
ni pesadillas
que no vive en otros planetas,
que no fornica en las nubes,
ni ve morir a su amada en los infiernos
del olvido.
Hay un amor que no tiene problemas
ni complejos.
Un amor que no engorda,
ni enflaca;
que no llora
ni se enferma.
Un amor que no se obsesiona,
que no se enoja,
tampoco duda.
Un amor que no teme a la oscuridad,
a las tormentas;
no teme al tiempo
ni a dios.
Hay un amor que no es romántico,
un amor que no contempla las flores,
que no se enternece con el trinar de los pajaritos,
que no escribe poemas en invierno,
y no pinta puestas de sol sobre la mar serena.
Un amor que no escribe cartas y poemas a su amada.
Hay un amor que no cree,
que no pregunta
ni responde.
Un amor que no se enfada cuando le mienten,
y que no quiere saber la verdad.
Hay un amor verdadero
que no es amor.
Este es el verdadero amor
que yo siento por ti.
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